Durante la adolescencia se producen cambios importantes tanto a nivel físico como psicológico. Una alimentación saludable en estas edades es importante para hacer frente a estos cambios.
Además, en estas etapas, aumenta el riesgo de padecer, sobre todo en adolescentes mujeres con Autismo, trastornos en la alimentación.
Marina Conesa, Psicólga Clínica especializada en Autismo de a.Autismo, comenta que “ Los trastornos alimentarios suelen comenzar en la etapa de la adolescencia, puesto que a menudo es una etapa que se caracteriza por la construcción de la identidad, y el/la adolescente da mucho valor a los aspectos sociales, y busca encajar en un grupo de iguales. Durante esta etapa, la vida social tiende a volverse más compleja, y al aumentar el nivel de exigencia, las chicas pueden tener dificultades para adaptarse a esta situación y presentar sintomatología ansiosa, depresiva o bien de otra índole, como un Trastorno de la Conducta Alimentaria”.
6 consejos para la alimentación en la adolescencia:
- Involucra a tu hijo en la preparación de las comidas: Permite que participe en la planificación del menú, la compra de ingredientes y la cocina. Acude con el/ella a hacer la compra. Esto puede aumentar su interés y motivación por los alimentos.
- Establece una rutina alimenticia: Mantén horarios regulares para las comidas y refrigerios. Si tiene que llevarse la comida al instituto , pacta el menú y que éste sea igual todas las semanas. La previsibilidad y la estructura pueden ayudar a tu hijo a sentirse más cómodo.
- Expón a tu hijo a nuevos alimentos de forma gradual: Introduce lentamente nuevos alimentos, evitando presionar demasiado. Usa técnicas como el modelado y el refuerzo positivo.
- Adapta los alimentos a las preferencias sensoriales: Considera texturas, colores y sabores que puedan ser más atractivos para tu hijo. Puede que prefiera alimentos crudos, triturados o sin mezclar.
- Fomenta la educación nutricional: Explica a tu hijo la importancia de una alimentación saludable de manera sencilla y comprensible. Usa apoyos visuales. Involúcralo en aprender sobre nutrición y experimentar con nuevos alimentos.
- Involucra a la familia y a la escuela: Trabaja en equipo con otros cuidadores y profesionales para mantener una estrategia consistente.
La colaboración puede facilitar la transición a hábitos más saludables.