En estas edades se dan una serie de características en el desarrollo de los niños y niñas que afectan directamente a la alimentación (1):
- La disminución del apetito y el interés por los alimentos.
- La irregularidad en la ingesta.
- El rápido aprendizaje de la marcha y la socialización.
- El primer contacto con colectividades (comedores escolares, etc.).
- Período aún marcado por riesgos de infecciones otorrinolaringológicas o digestivas.
Es importante tener en cuenta estos factores para el establecimiento de rutinas y de procesos de alimentación adaptados a la etapa evolutiva, así como seguir las indicaciones para el equilibro nutricional.
Pautas a seguir
En los niños y niñas con Autismo, además, podemos encontrar ciertas peculiaridades en este desarrollo evolutivo, con mayor presencia de disminución del apetito, con mayor irregularidad en la ingesta y con dificultades sociales que hagan que el contexto influya en mayor grado en el proceso de alimentación. Por todo ello, se recomienda a familias y agentes presentes en este proceso de alimentación, las siguientes pautas:
- Conocer y tener en cuenta el desarrollo físico del niño o niña, conociendo su perfil sensorial (hipo o hiperectavidades), estado de alerta, propiocepción, planeamiento motor oral (cómo se maneja el alimento en la boca) etc; posibles intolerancias, alergias o condiciones médicas.
- Conocimiento del perfil cognitivo y comunicativo, conocer cómo el niño o niña asimila los aprendizajes, procesa la información, es flexible o inflexible y se comunica. Esto nos permitirá determinar qué apoyos podemos establecer a nivel de comprensión del entorno y el proceso de alimentación.
- Hacer un listado de reforzadores positivos. Exponer al niño o niña a ciertos alimentos y observar cuál es su reacción, sin marcarle un orden o tiempo, apuntar cuales son los alimentos que elige y en qué orden. Esto debe repetirse durante varios días para poder establecer prioridades de alimentos y utilizarlo en la introducción de alimentos nuevos, usando éstos como refuerzo positivo.
- Elaborar un menú con alimentos que le gusten. Elabora un menú con alimentos que has ido observando que le gustan, si son elaborados también (tortilla, empanadilla, fruta, etc). Se va alternando hasta que, poco a poco, se acostumbre a la “rutina de comer”, y luego le iremos presentando también los nuevos alimentos (de forma gradual). Este proceso de presentar los alimentos que le gustan puede durar desde 1 a 3 semanas, hasta que podamos introducir un alimento nuevo.
- Anticipar el menú. Enséñale con pictogramas qué es lo que va a comer (alimento y reforzador). También es importante explicarle la rutina mediante un libro de comunicación de la misma. La secuencia de acciones que van a tener lugar respondiendo a las preguntas: donde y con quién.
- Registrar las conductas que tiene en el menú que hayas elaborado para toda la semana. Si se levanta, si se toca la boca, si come con el refuerzo positivo (se le apremia entre bocado y bocado, o después de comer la ración), si lo come una o dos veces, pero no sigue comiendo…
Consejos para la introducción de nuevos alimentos
- Empezar con poca cantidad.
- Presentarlo en el plato con un alimento que le guste.
- Dejar que lo toque, lo huela…
- Si no prueba el alimento nuevo, utilizar los reforzadores que has apuntado.
- Si a pesar de eso no come, investigar si se trata de la textura, el color, el sabor…
- Puede mostrar resistencia porque para comer algo que le gusta (el reforzador) debe comer también lo nuevo. Puede que llore o muestre rechazo, pero hay que mantener la calma. Sólo le daremos el refuerzo si prueba el alimento nuevo.
- Reforzar siempre que coma un poco del alimento nuevo.
- Ir espaciando el refuerzo con los días.
Objetivos
- Primer objetivo: Se siente y quiera coger el alimento.
- Segundo objetivo: Que permanezca y que el momento de la comida sea agradable.
- Tercer objetivo: Que coma.
Cosas que no hay que hacer
- Obligar a comer o darle de comer a la fuerza.
- Introducir cambios sin anticipación y de forma habitual.
- Castigar o usar el refuerzo negativo.
- Mostrarse ansioso, estresado o enfadado.
- Obligar a permanecer sentado.
Allué, P. (2005). Alimentación del niño en edad prescolar y escolar. An Pediatr, Monogr. 2005;3(1):54-63